Detestabilizando

miércoles, 30 de abril de 2008

Jelou. Unos pocos ya me conocen y la mayoría de los que siguen a Bugman probablemente hayan leído solo alguno de mis comentarios. Soy Bruno. Tengo dos blogs míos. Lumineida y Charly García, El Autor. A su vez, escribo de vez en cuando en Certificador de Ilusiones, de Jean Paul y en Te Cuento los Setenta, un blog setentoso, no setentista. Grato fue para mí que el benemérito Señor Bugman aceptara mi proposición de escribir en este blog. Está muy bueno tener un espacio en el que hacer catarsis ante las cosas que uno detesta de la vida.

Detesto varias cosas, una de ellas es el extorsionador oportunista callejero. Entiéndase por tal el limpiavidrios atrevido, el malabarista imprudente, el vendedor ambulante que te deja sus productos en la pierna, etc.

Todos tienen una excepción y es el respeto por el otro. Preguntar, dar la opción de si se quiere o no. Pero si uno está detenido en un semáforo y como enjambre surge una horda de individuos con sus escobillas de mano y a pesar de haberles dicho, exigido, implorado de muy buena manera y con rostro compungido le limpian igual el vidrio y luego se ponen al lado del conductor pidiéndole 10 centavos para comer. Eso es una actitud que roza el vejamen. Uno se siente extorsionado. Obligado a pagar por un servicio que no pidió. Habiendo distintos casos como el que amablemente le ofrece limpiarle el parabrisas y si usted le dice que no, sigue su rumbo buscando otro cliente eventual, el resto los detesto. Ni que hablar cuando empiezan a limpiarle el vidrio y le dicen “¿Tené 10 guita?”, ante la negativa se lo dejen a medio limpiar.

Respecto de los malabaristas, esta es una figura un tanto más simpática y no me molesta tanto. El que detesto es aquel que no sabe revolear 2 mandarinas en el aire en un asado y pretende hacer malabares por el aire con tres antorchas prendidas. ¡Antorchas! ¡Al lado de los autos! ¡Con el colectivo que pierde gas oil que dejó una estela en el semáforo anterior! Esa imprudencia me genera ciertas sensaciones detestables.

Viajar en tren ya bastante detestable es. Pero si usted pretende gozar de un poco de buena música o escuchar la radio, notará que últimamente aparecen unos sujetos con un reproductor portátil de Discos Compactos a todo volumen, con el último compilado de “Lo Pibe de la Esquina” o “Guachita Petera”. Si pasaran rápido, el dolor auditivo sería momentáneo. Pero no, se quedan lo que dura el trayecto de una estación a otra haciendo interferencia sonora con lo que veníamos escuchando. Más allá de lo molesto del ruido y ante la posibilidad de que nuestros oídos se tapen de grasa, la actitud invasiva es detestable.

Ahora bien, lo más detestable es venir leyendo como podemos en un asiento que milagrosamente encontramos y a fuerza de tratar de ignorar lo que ofrece el vendedor de turno, que si nos interesara de seguro le prestaríamos atención y estaríamos pidiéndole el producto, éste lo deposita vilmente sobre nuestra lectura. Haciendo el esfuerzo de no revolearlo por la ventanilla (de por sí rota, en invierno, tapiada en verano) tendremos que tolerar esta nueva intervención a nuestra privacidad.

Sin lugar a dudas, el momento de mayor extorsión propiamente dicho proviene de parte del "trapito", sujeto que no se ofrece a cuidar nuesto rodado estacionado prolijamente en el lugar correcto. No, no se ofrece. Le impone a Usted una suma de dinero a abonarle para que el le cuide su vehículo. Si, se lo cuidará sin armas, sin autoridad proveniente del Estado, sin nada más que la intención de sustraerle algo de dinero por algo que usted no tendría que pagar. El beneficio está en que el coche no aparezca rayado, con el vidrio roto, sin estereo o la puerta vencida. De seguro que cuando salga del evento, cena, reunión a la cual usted concurría, el trapito no estará y en el parabrisas de su vehículo se encontrará un acta de infracción labrada por haberlo dejado mal estacionado. Si, en el lugar donde el trapito le indicó que estacione.

Dan ganas de salir en una burbuja energética a la que no puedan entrar.

Lo detestó Nicolás Lucca a las 7:03 p. m. 14 detestaron  

¡Felicidades!

sábado, 26 de abril de 2008

Como ésta es mi primera entrada quiero aclarar que "detestable" me parece una palabra muy fuerte. Para mí está emparentada con "odio" y no sé si el odio se ajusta a lo que siento. Me voy a referir a algo que, tal vez, no alcanza la categoría de odioso. Sería más apropiado decir que es algo detestable... ???!!! Bueno... ésto me pasa cada vez que aclaro algo... mejor dejémoslo ahí y vayamos al grano, dijo Alfredo De Angelis.

Repasando mentalmente he descubierto que hay unas cuantas cosas que detesto (trabajar, por ejemplo) y otras que "detesto especialmente". Entre las últimas se ubican los rituales previos a esa celebración milenaria que por aquí llamamos "las fiestas". Ya sé, ya sé: al 99% de la gente le pasa lo mismo y, seguramente, existe una entrada previa en este mismo blog referida al tema. Pero, ¿Qué quieren? ¿Es que aparte de pelotudo tengo que ser original? ¿Acaso pretenden que gane un Pulitzer escribiendo huevadas? Mejor sigamos con el grano.

Los rituales pre-fiestas me resultan detestables y deprimentes por lo que tienen de reiterativo, de falso, de impostado. Son como una repetición de lugares comunes que termina asqueando. Algo así como la obligación de ver a un mal actor repetir una y mil veces la misma escena y, encima, participar de ella en las partes obligadas del guión.

Por ejemplo: te cruzás con un conocido en la cola del banco y el tipo en vez de decirte "hola", "chau" o "¿cómo andás?" te dice cosas como "bueno, a ver si nos reunimos antes de las fiestas ¿eh?". O bien se acerca, te da la mano y, como bendiciéndote, dice con voz grave: "que la pases bien con los tuyos y en familia" y otras divinidades super originales. Lo peor es que uno responde: "gracias, igualmente" poniendo la misma cara de Juan XXIII que el otro.

Y hay peores. Me animo a decir que la peor de todas, pero la pior de las piores, es la que incluye recomendaciones pícaras referidas a la ingesta de alcohol y lechón con mayonesa. Un ejemplo es "bueno viejo, si no nos vemos antes que la pases bien ¿eh?... ¡ah! y cuidado con el morfi y con el chupi ¿eh?!... mirá que después no se te para y hay que cumplir con la patrona ¿eh?". A ésto último lo pronuncia poniendo cara de degenerado sexual, acariciándose la panza como imaginando un festín digno de emperador romano. Un asco.

Pero no termina ahí el suplicio. Apenas salís del banco y, en medio del calor impiadoso de diciembre, seguro que te cruzás con otro pesado que repite exactamente lo mismo que el anterior o, quizá, le agrega una variante clásica como "¿y dónde la pasan che?" o bien "¿y después se van de vaca o se quedan hasta el 31?". Si el pesado es del tipo fanfarrón sorete agrandado no te deja responder. Antes de que puedas articular una respuesta ya está diciendo "yo el 25 me rajo a la costa... para el 31 ya reservé mesa en la fiesta del hotel... no sabés... el año pasado chupamos y morfamos a lo perro... eso sí... después dieta ¿eh?... bueno, saludos a los tuyos y que la pasen bien ¿eh?... cuidate con el champú y no hagás papelones ¿eh?" y sigue diciendo boludeces mientras se pierde entre el mar de gente apurada y agitada porque vienen las fiestas.

Pasada la nochebuena uno tiene la esperanza de que rituales y protocolos hayan terminado. Pero no. En el primer día hábil post-fiesta uno está obligado a escuchar las típicas preguntas: "¿Y, cómo la pasaste?" "¿La pasaste bien?" "¿Mucho chupi fiera?... Se te nota en las ojeras...¡ah guacho!"

Para qué seguir. A esa altura del año ya me da lo mismo suicidarme que encamarme con Mónica Bellucci. Tanta repetición de taradeces me deja lobotomizado, anestesiado, pelotudizado al extremo. Tan pero tan pelotudo me siento que repito las mismas boludeces que dicen los demás casi sin darme cuenta.

Lo detestó manhattan transfer a las 9:04 a. m. 10 detestaron  

Entretiempo

viernes, 25 de abril de 2008

Odio esta época del año. Aquí en España estamos entrando tímida pero ciertamente en la primavera. Pero lo estamos haciendo bastante mal. Porque sólo entramos en las horas centrales del día. ¡Qué descuido!.

Esto provoca una situación bastante extraña y detestable. Los curritos como yo, que salimos de casa ahí a las 7 y 20 de la mañana (en alguna ocasión he tenido que apartar los lobos y osos que pueblan Madrid a esas horas, y abrirme paso entre la vegetación nocturna), lo hacemos bien abrigaditos. Es decir, vestidos para los 8 o 9 grados que hay. Con la corbatita bien anudada. Con el abrigo oscuro de buen paño. Como Dios manda.

Pero ¡ah! ¡a las 4 de la tarde la cosa cambia!. Si sales de trabajar a esa hora, hay unos 20 graditos, y un sol templadete y reconfortante luce en todo lo alto... Y si encima te pasa como a mi, que trabajo en una zona bastante turística, te ves rodeado de hordas de guiris en pantaloncitos, camiseta de tirantes y sandalias.

Oye, pareces de otro planeta. Vestido de oscuro, con un par de capas de lanilla, entre la imagen desenfadada y alegre de quien se ha levantado a las 10 y pone los brazos y las piernas al sol para eso... para solazarse. Habitas una realidad paralela, un micromundo de tristeza contenido en la campana invisible de medio metro de radio a tu alrededor. Y yo lo detesto.

Lo detestó Ale a las 3:40 a. m. 11 detestaron  

Esos raros peinados nuevos.

martes, 22 de abril de 2008

Hola, suelo darme a conocer por estos mundos del blog, como capitanfla.
Resumiendo: soy hermoso, inteligente y humilde.

Además de eso, soy un facho recalicitrante enamorado de Cecilia Pando.

Tengo tres blogs, de los cuales sólo atiendo medianamente bien dos, a saber: uno de ellos es mi blog de siempre, donde vuelco mis maravillosos pensamientos, y el otro es mi blog de fotos, donde encontrarán... fotos.
En el tercero anoto mis sueños, pero no siempre recuerdo lo que sueño, y no siempre puedo describir con palabras lo que sueño. Carajo, mierda.

Bueno, basta de mí.


¿Qué iba a decir? Ah, los peinados nuevos y raritos.
Cosa que realmente detesto.

Estudio abogacía en la UBA, y diáriamente puedo ver gente que va a cursar luego de concurrir a sus respectivos trabajos. Los cuales de un modo u otro están relacionados con el Poder Judicial de la Nación. Ya sea trabajando para el Estado (empleados dentro de un juzgado), o trabajando para particulares (empleados dentro de un estudio jurídico).

La mayoría de estos señores (sí, todos hombres), son los alegres portadores de un corte de cabello particular.
Lo que he llamado esos raros peinados nuevos.
Lo que puede apreciarse de este corte de pelo, es que se parece demasiado al que el Flaco Menotti llevaba en su cabeza al momento de ganar el Mundial 78... pero con una diferencia... están munidos de una cuidadosa desprolijidad, que hace que un peinado que debería ser chato y lacio, se vuelva algo así como la melena de una leona post apareamiento.
¿Cuantas horas frente al espejo pasan haciendo semejante masturbación capilar?
Tanto el cabello de sus flequillos como el que pende de sus nucas, está dividido en mechones, dando un resultado más que lamentable.
Y ellos llevan muy orgullosos sus trajes sacados en cuotas y sus peinados, queriendo aparentar pertenecer a un grupo social distinto al suyo.

Sus desagradables peinados, no llegan a ser la vergüenza de un peinado EMO (especímenes de los cuales me he ocupado en mi blog), pero parecieran tener la misma esencia.
Téngase en cuenta que la gran mayoría de estos estudiantes jamás ha tomado un martillo, ni siquiera para apartarlo de su camino, y no saben lo que es un callo en las manos (tal vez si tuvieron algunos por propia estimulación en su adolescencia), por lo que tienen manos de nena, y también muchos tienen carita de nena, por lo que si siguen en ese camino, deberé darle la razón a las mujeres que dicen: "ya no hay hombres".

No como Bugman y yo, que llevamos nuestros cortes de pelo bien de machos.


Sepanló, pinches de oficinas legales y juzgados.



Detesto sus cortes de pelo al estilo de la malograda banda teen Mambrú.
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Lo detestó capitanfla a las 11:26 p. m. 11 detestaron  

La cedilla

lunes, 21 de abril de 2008


Me estreno como editor de este blog; espero estar a la altura y ser un digno proveedor de manías y fobias con las que satisfacer sus psiques. Seguramente ustedes y yo coincidiremos en muchos odios, así que se sentirán identificados con alguna de mis entradas. Sin duda, eso les hará sentir menos especiales.

Mi primer odio manifiesto lo quiero proclamar contra el símbolo que antaño se usó para el fonema predorsodentoalveolar africado sordo, es decir, la cedilla, ç. Y no lo odio porque introduzca complejidad al escribir, ya que hoy por hoy sólo necesito encontrarlo en el teclado cuando escribo "Visca el Barça", "curaçao" o "garçon", es decir, jamás; lo odio por todas las veces que lo encuentro sin buscarlo.

Imaginen una conversación sofisticada y glamourosa, imaginen ese tipo de charla en la que ustedes se están sintiendo inteligentes. O tal vez imaginen que de sus mentes sale una frase de refinado humor, o un brillante adagio, o una contestación ácida al más puro estilo Ignatius Reilly, tienen en ese momento la frase perfecta. O tal vez están seduciendo a otra persona y viene a su mente la frase definitiva que inclinará la balanza. Oh vamos, traten de visualizarlo, no puede ser tan difícil.

Pues bien, se están ustedes comunicando en un chat, o en mensajería instantánea. La frase sale de sus sinapsis neuronales, baja por el cuello, se divide en el esternón, y la mitad viaja hacia la mano derecha, la otra mitad hacia la izquierda, y ustedes la teclean. Y en el momento culminante de pulsar el "intro" que lanza la frase hacia su destino, sucede. Al final de la mejor frase de sus vidas, hay una cedilla díscola que se ha colado por su simple cercanía con el botón de enviar.

Mírenla ahí, sacando su pequeña y ondulada lengua. Rompiendo el encanto, distrayendo la atención hacia la forma y quitándole su importancia al fondo. Reclamando su protagonismo. ¡Demonios! Maldita cedilla, eres una protegida, tienes la notoriedad que tienes sólo porque alguien te quiso poner al lado del "Intro". Alguien te hizo la tecla favorita para pulsar sin querer.

Por último me gustaría proponer las siguientes frases, para que contemplen el anticlímax:

VitoCorleone> Le haré una oferta que no podrá rechazarç

RedButler> Francamente, querida, me importa un bledoç

JackDawson> Todo hombre que se precie crea su propia suerteç

AlbertEinstein> Dios no juega a los dados con el Universoç



Convocatoria

sábado, 19 de abril de 2008

Luego de la última reunión de Directorio del blog donde se trató, entre otros temas, la alarmante poca productividad de los socios actuales, por una amplia mayoría de votos (uno , se ve que la gente está muy ocupada para asistir a las reuniones de Directorio, así que fui yo solito, a lo mejor el hecho de que haya sido convocada en una obra en construcción abandonada a las tres de la mañana de un martes tuvo algo que ver), se ha aprobado abrir la convocatoria a aspirantes a redactores y colaboradores.

Los requisitos son completamente flexibles. Se puede acceder a dicha categoría mediante el soborno, el halago, la insistencia, la amenaza o el fraude. Resulta ventajoso poseer, eso sí, un dominio aceptable del idioma castellano y una idea general de lo que es un blog (aunque no interesa mucho saber para qué sirve, en eso los especialistas no se han puesto de acuerdo).

De manera que ya sabe, estimado lector ocasional, si le resulta molesto que este blog se actualice cada tres eclipses de luna, está en sus manos la posibilidad de cambiarlo.
Si le emociona ver sus opiniones en letras de molde, ¡esta es su oportunidad! (es una forma de decir, ya se sabe que las letras que se ven en la pantalla de una computadora no son de molde, a ver si ejercemos cierta tolerancia para la metáfora, caramba).
Además, está probado que escribir para este blog aumenta en un 17% las posibilidades de apareamiento (*).

¡No sea paparulo, esta oferta es por tiempo limitado!

¿Qué cómo hay que hacer? Envíeme un e-mail a buguerto@gmail.com con el título: "¡Sí, yo quiero ser redactor de "Detestables", pero ahora mismo, apúrense que no aguanto!" , y en minutos, (o bueno, a lo mejor horas, aunque también puede ser en uno o dos días, depende de si estamos muy ocupados o no), ¡usted estará publicando en este prestigioso blog!. ¿No es fantástico?

Nota: La casa se reserva el derecho de admisión y permanencia.

(*) Mentira.


ACTUALIZACION: Varios bloggers ya han contestado con entusiasmo la convocatoria. Gracias, gracias. ¿Y vos, te vas a quedar afuera como un pichiruchi?


Lo detestó Bugman a las 7:08 p. m. 21 detestaron